"Piedras" es la película fetiche por definición. En torno al pie y al zapato femenino transcurren una serie de historias cruzadas (vaya por dios con la moda de las historias cruzadas) de interés muy desigual y con conexiones un tanto forzadas.
La parte fetichista de la película me ha encantado. Hay una escena inolvidable en la que un personaje le enseña a su podólogo su vestidor lleno de zapatos, la maravilla de las maravillas. Cualquier mujer mataría por tener una colección de zapatos como ésa. Problema? Que la que lo enseña es Ángela Molina, actriz sobrevaloradísima donde las haya. En esta peli se tira todo el tiempo pegando unos gritos insoportables con esa voz chillona que dios le ha dado, una pesadilla. Molina es pura mueca, con sus ojos desorbitados y su gestualidad compulsiva. Un horror de mujer.
Por contra tenemos a Susurritos Nimri, la actriz que todo lo dice sin que nada se le oiga. El monólogo final de la película, tan alabado por algunos, aparte de lamentablemente cursi, vacuo y pretencioso, es un auténtico somnífero, es una nana en labios de la mujer-sopor. Y pensar que hay quien considera erótica y sensual esa voz que parece salida del fondo de una vasija visigoda!
Y para rematar la faena tenemos a María Antonia San Juan, la actriz con cara de travelo que borda la comedia y da más risa todavía cuando aborda la tragedia. Por qué será que cuando esta mujer llora no se lo cree ni ella? Por qué resulta tan falsa su dicción y tan poco naturales sus aspavientos dramáticos? Por qué es imposible de creer que un varonil y multimillonario señor con acento argentino pueda enamorarse jamás en la vida de su extraño personaje de puta-madre o madre-puta, según se prefiera?
En definitiva, una buena idea y una historia que pudo haber sido y no fue para un reparto supuestamente estelar pero que chirría por los cuatro puntos cardinales. Y mientras las actrices protagonistas están para matarlas, las secundarias convencen y consiguen levantar el nivel de la película hasta lo aceptable. Lola Dueñas, Mónica Cervera o Vicky Peña hacen unos trabajos más que correctos. Desde luego mucho más presentables y consistentes que sus compañeras.
De todas formas me gusta el estilillo de Salazar. Y me encantan sus zapatos y la forma de retratar a través de ellos el universo femenino. Un tipo con ideas buenas siempre promete. Algo me dice que en el futuro tal vez podamos ser buenos amigos.
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