viernes, 6 de abril de 2012

Battle Royale, by Kinji Fukasaku

Me puse a ver esta película en compañía de mi hijo de 13 años. Fue una casualidad; estábamos en pleno zapeo compulsivo-filial cuando nos la encontramos recién empezada, y algo le debió gustar de la primera escena, probablemente la conjunción de adolescentes japoneses más o menos de su quinta. El caso es que me dijo: "para, mamá, vamos a verla".

Mucha gracia no me hacía, la verdad, pero también es cierto que oportunidades como ésta de ver una peli en plan madre-hijo adolescente y aprovechar para dejar caer algún que otro sapo didáctico-cinematográfico no se pillan todos los días.

-Bueeeeeno, pero si es un rollo la quitamos.

-Vaaaaaaaaaaaaaale.

A mí de entrada no me interesaba mucho, la verdad, pero cuando empecé a ver de qué iba el tema me planteé seriamente si ésta era una peli apropiada para un niño.

En todo caso pensé que mejor que prohibírsela tajantemente para motivarlo a salir corriendo y bajársela de Internet era verla con él y disuadirle sutilmente, a la par que lo educaba para la vida y para el cine.

- Cuánta violencia gratuita! Pos menudo plan! Ya sabemos que se tienen que matar entre ellos y que al final sólo puede quedar uno. Vaya rollo, dame el mando y vemos otra cosa.

- Que no, que mola.

- Pero si es que no hay intriga; esto es violencia por violencia.

- Jo, mamá, pero mola.

Yo en un contínuo sinvivir, a ver si el niño se duerme, coño, que siempre se queda frito en el sofá viendo la tele.

Pos nada, el niño con los ojos como platos sin perderse un detalle. Yo haciendo como que no estaba interesada y leyendo a trompicones "Libertad", de Jonathan Franzen, libro que, por cierto, aprovecho para recomendaros encarecidamente.

- Vaya plasta de peli; no me digas que te gusta esta porquería. Pero si es todo tomate, hombre. Es que no hay por dónde pillarla. Y los nenes parecen todos medio subnormales.

- Pos es una pasada, ya sólo quedan cinco. Tú calla y sigue con tu libro.

Hossstia el niño! Bueno, no me voy a extender demasiado sobre mis monólogos interiores durante la sesión. Sólo decir que me planteé algo así como mil veces la conveniencia de callar y leer, callar y comer, callar y coger el mando y apagar la tele, callar y dejarlo tranquilamente que se autoeduque, hablar y mandarlo a la cama como cuando tenía 8 años o hacer qué.

Y qué hice? Pues entre tanto dilema me quedé dormida y cuando terminó la peli me despertó el niño, me dijo que había estao de puta madre y que se iba a la cama y que me acostara yo también. Y colorín colorado, esta crítica se ha acabado.

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