Menudo pestiño. Tenemos, para que os hagáis una idea, a un capullo integral, una especie de Jorge Javier Vázquez, productor y presentador de una serie de programas basura a cuál más repulsivo, que a ratos trabaja para la CIA cargándose peña. En principio la historia podría parecer hasta interesante, si no fuera porque el protagonista, Sam Rockwell, inexplicablemente para mí ampliamente alabado y hasta premiado por su interpretación, es un tipo totalmente increíble en ese papel. Como la película responde, no sé con qué grado de fiabilidad, a la autobiografía del espía-telebasurero este, Chuck Barris, me imagino que el auténtico personaje será algo menos payaso y mamarracho de lo que nos muestra la peli. Eso espero al menos.
Porque el infumable Chuck Barris que vemos en la pantalla simplemente no puede ser un asesino a sueldo. Puede que mate a la gente pero de la risa, o de aburrimiento, pero desde luego no a tiros. El personaje tiene la misma credibilidad que si pones a Santiago Segura a hacer de galán o a Lina Morgan de femme fatal.
Y luego tenemos a Mr. Clooney, que en su debut como director se reserva el papel de Arcángel San Gabriel, que se aparece a la Virgen María-Barris en los sitios más insospechados (un váter público, un plató televisivo o una piscina) para hacer las sucesivas "anunciaciones" o encargos para el polifacético matón. De repente entras a un baño y desde debajo de uno de los cubículos aparecen los piececillos de George Clooney que viene a anunciarte el próximo trabajo. Porque los espías no pueden encontrarse en sitios normales, no, qué va. Lo suyo es hablar de cubículo a cubículo y hacer ahí los encargos y pasar la información independientemente de que en el resto de retretes estén haciendo sus cosas otros 20 señores a los que de seguro no les extrañará nada que delante de sus culos desnudos se esté mandando a alguien a cargarse a un pobre desgraciado del bando enemigo. En fin, ya digo, un papel absurdo e inverosímil donde los haya que da lugar a un montón de situaciones igual de absurdas e inverosímiles.
Y de verdad que a mí no me fastidia que en las películas haya situaciones inverosímiles; es totalmente normal y la fantasía es intrínseca al cine. Lo que me jode es que me lo vendan como hecho real, como documento biográfico. Porque yo estoy viendo esa película justamente por eso, porque no es una de Bond, James Bond, que ni me interesan ni me importa un pimiento la cantidad de licencias poéticas que sus directores se permitan meter. Estoy viendo esta historia porque creo que me están contando algo real, y de repente me encuentro a dos tipos en un váter hablando de cargarse gente. Clooney, anda y que te zurzan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario