Por lo que se ve las pelis de demonios, posesiones y exorcismos no terminan de pillar ese virtuoso término medio que tan saludable sería entre la exageración convulsa de "El exorcista" y la insulsez extrema de, por ejemplo "Requiem, el exorcismo de Micaela". En "El rito" la cosa empieza más o menos bien, con cierta contención, como intentando distinguirse un poco de la masa, pero a mitad de camino ya se le va la pinza, se nos tuerce y empiezan los saltos, las contorsiones, las voces de ultratumba y toda la parafernalia que ya conocemos tan bien los aficionados al género.
Eso sí, la vida evoluciona y los exorcismos también. Por ejemplo, aquí en mitad del ritual, el cura recibe una llamada por el móvil y se aparta discretamente para atenderla. Queda como muy profesional, como si está uno en una reunión y le llaman y se disculpa para salir un momento. Esto en un exorcismo puede llamarnos un poco la atención, no? Bueno, pues aquí se ve de lo más natural. Y mientras el sacerdote titular está atendiendo su llamada, el otro cura joven que le acompaña, vamos, para entendernos, el exorcista becario, continúa con los rezos y las imprecaciones al demonio. Como en cualquier otra empresa o actividad laboral. Es, podríamos decir, la normalización del exorcismo como modo de ganarse honradamente la vida.
Por lo demás, un poco más de lo de siempre. Un demonio un tanto chusco que se dedica a provocar a los curas con las mismas gilipolleces de toda la vida, que si tu padre, que si tu madre, que si tú lo que quieres es follarte a periquita... en fin, el típico demonio de patio de colegio. Me pregunto cómo es posible que a estas alturas los demonios no tengan un poco más elaborado el tema de la provocación, con un listado más serio y más adulto, como más evolucionado. Y ya con lo que flipo es con que los exorcistas sigan, después de haber visto taaaaantas pelis, dejándose cabrear tan fácilmente con argumentos tan pueriles y tabernarios. Hombre, por dios, un poco de preparación! Hay que mentalizarse para tratar con un demonio, no se puede ir como al bar de la esquina, dispuesto a encabronarse por cualquier capullez.
En fin, la verdad es que no sé cómo Anthony Hopkins, que es un señor que podría vivir tan ricamente de sus ahorros tras una fructífera y feliz carrera, se presta a este tipo de proyectos llamémosles "frikis". Qué necesidad tendrá este hombre de dejar para la posteridad recuerdos tan lamentables como éste? Es algo que se me escapa, la verdad. Lo hará por vicio?
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