jueves, 17 de marzo de 2011

Antonia, by Marleen Gorris

Ésta es una de esas películas cuya apreciación puede variar enormemente dependiendo del momento personal en que se vean. Cuando yo la descubrí, el año de su estreno, me pareció amable, simpática, divertida y llena de encanto... Vamos, que me encantó. Por aquel entonces estaba yo también plenamente imbuída de espíritu feminista y aquel mundo feliz en el que vivían Antonia y su peculiar familia me parecía maravilloso, estupendo, incluso envidiable. Sin pensarlo dos veces me hubiera mudado a vivir a una comuna como ésa, sólo habitada por mujeres inteligentes, sensatas, llenas de ideas y generosidad y alejada por completo de la estupidez y brutalidad masculinas.

Hoy soy un poquito mayor, estoy bastante más de vuelta de algunos topicazos y soy inmensamente menos tonta. Ni todas las mujeres me parecen ni mucho menos sensatas, inteligentes y maravillosas ni todos los hombres se me antojan un pedazo de carne con ojos. Y la misma película que entonces me encandiló hoy me parece una sarta de topicazos sólo apta para mentalidades adolescentes y para exaltadas feministas de dudosa sensatez. Que el personaje de Antonia refleja todas las virtudes que para mí deberían adornar a una persona, independientemente de su sexo? Sí, pero me parece francamente chorra la visión del elemento masculino, cuando no sencillamente insultante. Desde aquí me solidarizo con todos los varones que hayan visto la película y se hayan sentido ampliamente denigrados.

Definitivamente NO.

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