Ay señor, dice Carlos Boyero que él llora mucho con esta película. Y yo me pregunto: por qué llora tanto este hombre.
Podría llorar por la pasta que se juega a diario el camionero ludópata jugando al póker. Vale, es para llorar.
También podría llorar por la actividad intestinal de Coronado, que a todas luces no se había tomado su bífidus activo esos días, a juzgar por la cara de estreñido que lleva a todas partes. Sí, es cierto, hace de tipo duro y lo hace muy bien; los tipos duros no sonrien, no mueven una ceja y no se despeinan, pero alguien con la sensibilidad extrema de Boyero podría preocuparse por su flora intestinal. Vale, podría ser.
Otra opción es que llore por esa tensión sexual no resuelta entre los dos cuñados. Y la llamo tensión por llamarla de alguna forma porque entre la contención expresiva del tipo duro Coronado y la aparente calma interior de la chica, a pesar de que el marido se está jugando hasta las pestañas, la tensión más que palparse, se adivina con un poco de buena fe.
Podría llorar también por el adelanto del sueldo que no le dan a la pobre cuñada de Coronado en la oficina del INEM en la que trabaja, con bastante buen criterio, por cierto, ya que el marido todo lo que huele a billete lo fulmina de momento en su timba. No es conveniente darle muchos adelantos a esa muchacha.
En fin, hay muchos motivos para llorar, pero porque la película conmueva ninguno. Ni un solo personaje es creíble, salvo quizás el del ludópata porque es cierto que haberlos haylos y tienden, al igual que el de la película, al desequilibrio. Y hasta el personaje del tipo duro no sabe una muy bien al final de la pel a cuento de qué viene. Vale, muy misterioso, muy en su papel, pero... ¿qué pinta?
Si alguien ha conseguido enterarse de esto, por favor, que me lo haga saber. Porque son dos horas de mi vida preguntándome una cosa y me gustaría tener una respuesta, aunque sea chusca y poco convincente.
Podría llorar por la pasta que se juega a diario el camionero ludópata jugando al póker. Vale, es para llorar.
También podría llorar por la actividad intestinal de Coronado, que a todas luces no se había tomado su bífidus activo esos días, a juzgar por la cara de estreñido que lleva a todas partes. Sí, es cierto, hace de tipo duro y lo hace muy bien; los tipos duros no sonrien, no mueven una ceja y no se despeinan, pero alguien con la sensibilidad extrema de Boyero podría preocuparse por su flora intestinal. Vale, podría ser.
Otra opción es que llore por esa tensión sexual no resuelta entre los dos cuñados. Y la llamo tensión por llamarla de alguna forma porque entre la contención expresiva del tipo duro Coronado y la aparente calma interior de la chica, a pesar de que el marido se está jugando hasta las pestañas, la tensión más que palparse, se adivina con un poco de buena fe.
Podría llorar también por el adelanto del sueldo que no le dan a la pobre cuñada de Coronado en la oficina del INEM en la que trabaja, con bastante buen criterio, por cierto, ya que el marido todo lo que huele a billete lo fulmina de momento en su timba. No es conveniente darle muchos adelantos a esa muchacha.
En fin, hay muchos motivos para llorar, pero porque la película conmueva ninguno. Ni un solo personaje es creíble, salvo quizás el del ludópata porque es cierto que haberlos haylos y tienden, al igual que el de la película, al desequilibrio. Y hasta el personaje del tipo duro no sabe una muy bien al final de la pel a cuento de qué viene. Vale, muy misterioso, muy en su papel, pero... ¿qué pinta?
Si alguien ha conseguido enterarse de esto, por favor, que me lo haga saber. Porque son dos horas de mi vida preguntándome una cosa y me gustaría tener una respuesta, aunque sea chusca y poco convincente.
Creo que eres náufraga de la sensibilidad y no me extraña que no atisbes nada en esta película. Así de injusta es la vida.
ResponderEliminarNáufraga de la sensibilidad. Qué chulo, me encanta! Me lo apunto, estoy casi por firmar así: la náufraga de la sensibilidad, Nausensi para los amigos. Jajaja!
ResponderEliminarBueno, tal vez tengamos distintos conceptos de la sensibilidad. Puede que lo que tú llamas sensibilidad a mí me parezca sensiblería o alguna otra cosa aún peor.
Para tu información te diré que hay muchos tipos de sensibilidades y no una, grande y libre. A mí la mía me gusta; si a ti la tuya también te gusta pues estupendo. El cine precisamente está para eso, para conmover diferentes sensibilidades.
Te recomiendo la crítica que en su día publicó sobre esta película en Fotogramas, Fernando Méndez-Leite, es espléndida. Algún día te pasaré alguna crítica mía por si te inspira. Besos
ResponderEliminarPues sí, me encantaría. Siempre estoy abierta a todo tipo de opiniones y comentarios y además me encanta que leas mi blog. Tengo una curiosidad: cómo has llegado hasta aquí? Teniendo en cuenta que esto lo conocen sólo cuatro gatos (con perdón para mis mininos) siempre me sorprende cuando llega alguien nuevo.
ResponderEliminarLa crítica de Méndez-Leite la he leído, y sí, es muy bonita, muy sentimental y de una sensibilidad extrema, pero qué quieres, que a mí esta película no me dice nada.
Se ve que Méndez-Leite y yo también tenemos sensibilidades algo distantes, suponiendo muy optimistamente que yo tenga alguna. Pero vamos, que ahí tienes a Boyero, que dice también que se harta de llorar viendo esta peli. Se podían juntar los dos con una caja de klinex y provocar unas emotivas inundaciones.
Veo que estás bien informada. Yo diría que esta película es de esas aves raras que son capaces de contar mucho más con los silencios, con la comunicación no evidente mediante los diálogos. Y créeme, eso es muy difícil. De todas maneras observo que eres una apasionada del cine y que estás bastante puesta en el actual. Yo me eduqué en los clásicos y el cine actual lo tengo bastante dejado, pues poco creo en él.
ResponderEliminarSi te soy sincero no me acuerdo bien de como llegué a tu blog, creo recordar que vía facebook. Y en cuanto a remitirte alguna crítica mía pues no sé como hacerlo en el blog, y aparte no sería el lugar idóneo. Mándame tu correo personal si así lo estimas y te envío alguna crítica.
Un saludo enorme y agradecerte una vez más la paciencia que has tenido conmigo y tu especial tolerancia que dice muchísimo de tu persona. Besos y cuídate.
Hombre, yo creo que si tienes alguna crítica lo suyo es traerla al blog para contraponerla con la mía y que así cualquiera de mis miles de seguidores que entre pueda opinar.
ResponderEliminarA mí, como me encanta polemizar, nunca puede molestarme la disidencia. Más bien al revés, me estimula. Por contra me molesta muchísimo la gente que me da constantemente la razón como a los locos. Así que me encantaría que te atrevieras y me trajeras alguna de tus críticas divergentes.
Podemos pelearnos, es muy divertido. Antes tenía un amigo con el que me peleaba constantemente pero un día se enfadó conmigo y desapareció. Y echo un montón de menos guerrear. A ver, una que es pendenciera.
No tengo ninguna crítica hecha sobre esta película. Pensaba mandarte una sobre una magistral película de Losey, Rey y Patria, que como curiosidad tiene un análisis del cine bélico desde sus comienzos. Sigo sin saber Inma donde podría poder publicar la crítica en el blog. Tú me lo indicas y ahí la coloco. Espero me informes de donde publicarla. Saludos para una pendenciera.
ResponderEliminarOye, por qué no la cuelgas en Filmaffinity, que es la página donde yo cuelgo estas críticas? Buscas la película por el título, cuelgas ahí tu crítica y me pasas el enlace.
ResponderEliminarO si la tienes colgada en cualquier otra parte me pones aquí el enlace.
Aunque te advierto que el cine bélico no es lo mío. En cuanto veo una peli clasificada como bélico huyo corriendo como las balas.
No me permite publicarla en filmaffinity por su extensión. No sé si conoces la página actual Mysofa, antes Linkara, pero allí tienes mis críticas y los comentarios. Busca por ALTAICA, soy yo. Saludos
ResponderEliminarMuy bien, Altaica, le echaré un vistazo.
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